miércoles, 17 de noviembre de 2010

La primera vez que probé la carne de la muerte
sentí el sabor de la sangre
y el crujir de los huesos...
juré ese día que no moriría.
La primera vez que probé la luz de la luna
sentí su brillo en mi vientre
y su salvaje ternura
juré ese día que caminaría de noche.

0 comentarios:

Publicar un comentario